El especialista en transformación digital sanitaria, Daniel Otzoy Garcia, visitó la UNC en el marco del Nodo de Innovación en Salud de Campus Norte
El experto internacional guatemalteco señaló que la falta de alfabetización digital de los recursos humanos en salud constituye una problemática a nivel global, y advirtió que los avances digitales en ese sector pueden aumentar las brechas sociales si los países no los incorporan como política de Estado.
La adopción de las tecnologías digitales en el sector salud ya no es una alternativa sino un imperativo para mejorar la atención médica y la gestión de los sistemas de salud. Según la OMS, la transformación digital en salud es clave para lograr una cobertura universal y mejorar los resultados sanitarios. No se trata sólo de una cuestión tecnológica, sino también de un cambio cultural que requiere adaptar las competencias de los profesionales sanitarios, y formar recursos humanos para el futuro con habilidades digitales, como el análisis de datos, la ciberseguridad, la telemedicina y la inteligencia artificial.
Así lo asegura el especialista internacional en transformación digital sanitaria, Daniel Otzoy Garcia, quien explica que pocos países del mundo cuentan con una estrategia nacional de salud digital que oriente las acciones de transformación digital, dejando “vacíos importantes”. En su opinión, el desafío principal en América Latina es cómo pensar esa transformación, “porque seguimos tratando que la digitalización funcione en procesos y modelos de salud que no están pensados para ser digitales”. El CEO de la Red Centroamericana de Informática en Salud (Recainsa) e ingeniero informático guatemalteco visitó recientemente la Universidad Nacional de Córdoba para dar una charla sobre herramientas digitales en salud que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias Químicas. La actividad se llevó a cabo en el marco de Nodo de Innovación en Salud de CampX – Campus Norte UNC, espacio colaborativo cogestionado por el Prorrectorado de Desarrollo Territorial junto a la Secretaría de Innovación y Vinculación Tecnológica de la casa de estudios.
-¿Cuál es la situación de Argentina respecto de la formación en competencias digitales de los recursos humanos en salud?
-Argentina forma parte de un problema a nivel global. He tenido la oportunidad de participar también en Estados Unidos y Europa, y en noviembre voy a Medio Oriente, porque el tema de los recursos humanos en salud es una problemática y un reto global, que incluye la alfabetización digital de estos recursos. América Latina realmente es un reflejo de lo que está pasando también en el mundo. Un ejemplo es Chile, que tiene un avance importantísimo en todas las áreas de la transformación digital y un avance regulatorio a la altura del marco europeo. Sin embargo, en el tema de recursos humanos todavía está en un nivel intermedio, a pesar de la alta calidad de las universidades chilenas. Es un tema que deben trabajar los países de manera conjunta, porque el intercambio de experiencias y estrategias es esencial para poder avanzar exitosamente.
“El tema de recursos humanos en salud es una problemática y un reto global, que incluye la alfabetización digital de estos recursos”
-¿En qué áreas hay que trabajar a nivel de formación de competencias digitales sanitarias?
-Hay tres áreas importantes. La primera son los profesionales de la salud del futuro que se están formando hoy en las instituciones educativas y se van a incorporar en el mediano plazo al sistema de salud. Ahí, las habilidades digitales deberían ser un eje transversal muy importante en el proceso de formación, desde que el estudiante ingresa hasta que egresa, y no algo aislado. El segundo grupo es el personal que está activo, al que tenemos que darle herramientas para que incorpore las competencias digitales necesarias acordes al marco estratégico establecido. Por ejemplo, si nos proponemos el uso de la telemedicina en el nivel de Atención Primaria de Salud para tratar la diabetes e hipertensión, debemos asegurarnos que todos los que participen de ese nivel tengan las habilidades digitales necesarias para poder desempeñarse con éxito. Finalmente, el tercer ámbito son los perfiles laborales que necesitamos, porque muchos de los perfiles laborales actuales no incluyen las competencias digitales como requisito para poder aspirar a un puesto de trabajo. Esto definitivamente tiene que cambiar porque es lo que cierra el ciclo formativo.
-Parece clave reformar los planes de estudio de las universidades del país…
-Hay que repensar la educación de los profesionales de la salud del futuro, porque los puestos de trabajo nos obligan a formar no sólo profesionales diferentes a los que ya tenemos, sino también pensar si estas son las carreras que necesitamos. Hay que repensar inclusive la definición de las carreras y tener propuestas intermedias que vinculen las distintas áreas temáticas, y no sistemas tan verticales como los actuales.
-¿Han habido avances a nivel nacional en transformación digital en salud?
-La receta electrónica ha sido una buena experiencia. Pero Argentina es un buen ejemplo de las desigualdades que existen entre provincias y ciudades, como es el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires versus las provincias del norte. Desigualdades a nivel de acceso a la infraestructura esencial, pero también en cuanto a generar estrategias que pueden ejecutarse sólo si se cuenta con los recursos económicos y humanos necesarios. Cuando hablamos de estadísticas como nación, definitivamente hay un trabajo muy grande por hacer. A veces se muestran señales falsas de que se ha avanzado mucho, pero lo que se está vendiendo afuera es lo que se produce sólo en una ciudad o en un par de provincias, y no es la realidad de todo el país.
“Hay que repensar la educación de los profesionales de la salud del futuro, porque los puestos de trabajo nos obligan a formar no sólo profesionales diferentes a los que ya tenemos, sino también pensar si estas son las carreras que necesitamos”
-¿La transformación digital en salud puede aumentar las brechas sociales de la región si no se incorpora como política de Estado?
–Totalmente, y no sólo para la salud, sino en general. No puede ser que pensemos en la transformación digital de la educación, pero no en la salud, o en la agricultura o en cualquier otra área. Requieren los mismos determinantes de conectividad, seguridad, equipamiento, alfabetización digital, etcétera. Si estamos pensando en un programa nacional de telemedicina, pero la gente no tiene conectividad, estamos excluyendo a gran parte de la población. El gran reto que tienen estrategas, gobiernos, generadores de política pública y de inversiones es el tema de la inclusión, la equidad y la diversidad. Hoy, el acceso a internet debe considerarse como un derecho humano. A ese nivel de violación de derechos estamos llegando si no se cuenta con esos determinantes digitales que aseguren que la población pueda utilizar estos medios para acceder a la salud y la educación.
Marcos regulatorios sólidos: el gran desafío
En Latinoamérica, la implementación de tecnologías como la telemedicina, las historias clínicas electrónicas y la inteligencia artificial promete mejorar significativamente la calidad y accesibilidad a los servicios de salud. Para ello, es fundamental que los países de la región desarrollen marcos regulatorios sólidos y adaptados a las particularidades de cada contexto. Estos marcos normativos son necesarios para garantizar la seguridad de los datos de pacientes, proteger la privacidad, establecer estándares de calidad para las tecnologías utilizadas, y promover la interoperabilidad entre los diferentes sistemas de salud.
La ausencia de regulaciones claras puede generar amenazas, como la proliferación de aplicaciones médicas no verificadas, la vulnerabilidad de los sistemas informáticos a ciberataques, y la desigualdad en el acceso a los servicios digitales.
-¿Cómo ves a América Latina en relación a los marcos normativos que regulan estas tecnologías?
-Uno de los principales retos es, precisamente, el tema regulatorio. Lamentablemente, a nivel de Estados, cuando se habla de transformación digital se piensa en los profesionales de las Tecnologías de Información y Comunicaciones como los principales actores. Esto nos ha llevado a generar vacíos importantes en los marcos regulatorios de las tecnologías. En ese sentido, un gran reto son sobre todo las tecnologías emergentes, como el caso de la inteligencia artificial, porque avanza a un ritmo mucho más acelerado que la regulación misma, y eso implica un cambio de paradigma. La falta de regulación también tiene su nicho en la ausencia de estrategias nacionales de salud digital que orienten las acciones de transformación digital. Todavía hay un bajo porcentaje de países que cuentan con una estrategia nacional de salud digital y esto definitivamente deja vacíos importantes.
“Si pensamos en un programa nacional de telemedicina, pero la gente no tiene conectividad, estamos excluyendo a gran parte de la población. El gran reto de estrategas, gobiernos y generadores de política pública es el tema de la inclusión, la equidad y la diversidad”
-¿Qué riesgos implica la ausencia de estos marcos normativos?
-El uso de los datos es crítico, porque pueden utilizarse para generar perjuicios y vulnerar los derechos de las personas, y eso es peligroso. Hay todo un trabajo importante relacionado con los sistemas mismos, con cómo se diseñan y, en el caso de la inteligencia artificial, tenemos aun más riesgo porque, al parecer, estos sistemas inteligentes saben más que nosotros y podemos caer en la tentación de creer absolutamente todo lo que nos dicen. Al final, estos sistemas se basan en los datos con los que son entrenados, y si no son de calidad o tienen sesgos, vamos a potenciar recomendaciones erróneas y generar un impacto negativo en la salud de las personas.
-¿Contamos con datos en salud a nivel regional para entrenar la IA?
-Tenemos muchos datos, pero lo importante es la calidad de los datos. Tenemos datos verticalizados orientados hacia programas de atención sanitaria. El programa de VIH que recolecta datos específicamente de VIH, por otro lado, datos de salud materno infantil, de adolescentes, de infecciones producidas por vectores, y así millones de datos que nunca se interoperan ni interrelacionan. Y, al final, es la misma población la que estamos atendiendo. Probablemente, si usamos esos datos para los algoritmos de inteligencia artificial, no nos van a servir. Además, en América Latina todavía hay mucho papel. Sobre todo en América Central y el Caribe y en regiones incluso de Argentina y México, todavía el papel es lo que prevalece. Allí hay un desafío aun mayor, porque no contamos con datos digitales que se puedan procesar para innovar a través de la inteligencia artificial.
Breve perfil:
Daniel Otzoy-Garcia es ingeniero informático guatemalteco con estudios avanzados en tecnologías de la información e informática sanitaria. Cofundador y CEO Global de la Red Centroamericana de Informática en Salud(Recainsa), una organización sin fines de lucro que opera en toda América Latina y El Caribe con proyectos de ejecución en más de 10 países. Además es asesor técnico de salud digital en John Snow, Inc. Research and Training Institute, y director del curso del programa de la Universidad de Harvard “Liderar la transformación digital en la atención sanitaria”.
Especialista internacional en transformación digital, ha trabajado en proyectos de salud digital en América Latina, el Caribe, África y el Sudeste Asiático financiados por la OPS/OMS, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y el Fondo Mundial, entre otros organismos. Tiene amplia experiencia en la implementación de tecnologías digitales en entornos de salud pública y atención sanitaria, la defensa de la adopción de estrategias de salud digital y el fomento de la gobernanza de datos sanitarios y las normas de interoperabilidad. También se ha desempeñado en proyectos de transformación digital y ciberseguridad en los sectores de seguridad y justicia en América Latina.